domingo, 3 de abril de 2011

NAVEGANDO
Pensamientos, emociones que me mueven, deseos-anhelos, sentimientos encontrados. Soy yo, con mi ir y venir, mi quietud y mi marea, mis torbellinos de pasión, mi alegría y mi tristeza. A veces una nostalgia infinita de una ciudad con mar, de vastas estepas, de mares azules y palmeras, de glaciares inmensos y horizontes lejanos, se apodera de mí. Sólo mi contacto con la creación logra calmar estas heridas abiertas. Me aferro a mis raíces y vuelo. Más allá del dolor y la alegría hacia un espacio en calma, donde todo es posible, donde consigo recomponer todos esos pedacitos que soy y entender. Vaciarme para volver a llenarme. Entregarme sin miedo a la inmensidad del papel en blanco. Porque huír no me sirve, aunque a veces aún lo hago. Sé que si traspaso la barrera de la resistencia y espero algo emerge. Con el tiempo he aprendido que no siempre la cosecha es inmediata. Encuentro mi lugar, respiro por todos los poros de mi piel y siento el inmenso amor que mueve la vida, nuestra vida.

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