domingo, 4 de diciembre de 2011

Así de sencillo






¡Buen día a tod@s! Estuve recientemente en el Valle de Pineta, una de las maravillas del Pirineo. Y hoy estoy en Madrid. ¡Qué contraste! Esto es posible gracias a la inmensa facilidad de adaptación que los seres humanos poseemos. Porque si no fuera por ella, hace años que habríamos desaparecido de la faz de la Tierra. Pero puesto que estamos aquí, vamos a aprovechar esta circunstancia. Como yo lo veo no es tan complicado, sobre todo si salimos a pasear, nos detenemos cerrando los ojos e intentamos conectarnos con  nuestras raíces, sintiendo nuestros apoyos. Una vez conseguido entrar en ese espacio, dejo a un lado preocupaciones y problemas, respiro profundamente, siento mi cuerpo acompasado a mi respiración. Poco a poco, después de unos minutos,tengo la impresión de estar conectada a otra respiración mayor. De repente una sensación de pertenencia me envuelve, arropándome con ternura, algo blandito, suave, hace su aparición, mi corazón parece expandirse. Respiro de nuevo profundamente, abro los ojos y disfruto de lo que veo, da igual donde esté. Si  consigo sólo por un instante cambiar mi percepción,  puedo hacerlo más veces, guardando en mi interior la belleza de esa fugacidad, preservándola como si de una piedra preciosa se tratara. La puedo activar siempre que quiera, en el metro, en la oficina, en la montaña, en la clase, arreglando un enchufe, haciendo la comida...Estoy segura de que nuestra creatividad nos apoyará en este intento, sólo hemos de darle una oportunidad. Así de sencillo.

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